El esmalte de uñas tiene una larga historia, que se remonta a civilizaciones antiguas como la egipcia, que utilizaba una mezcla de cera, aceite y tintes para pintarse las uñas y darles brillo. En China, durante la dinastía Ming, los esmaltes de uñas se elaboraban con una mezcla de cera de abeja, clara de huevo y pétalos de rosa, mientras que en Japón se hacían con cera de abeja, aceite de camelia y tintes naturales.
En Europa, los esmaltes de uñas empezaron a ganar popularidad en la Francia del siglo XVIII, donde la aristocracia utilizaba esmaltes de uñas de colores vibrantes para demostrar su riqueza y estatus social. En aquella época, los esmaltes de uñas se fabricaban con una mezcla de cera, aceite y pigmentos en polvo.
Hoy en día, los esmaltes se fabrican a escala industrial con diversos ingredientes sintéticos, como resinas, disolventes y tintes, para producir una amplia gama de colores y acabados.
Existen varios tipos de esmaltes en el mercado, cada uno con sus propias características y finalidades. He aquí algunos ejemplos:
1. Esmaltes cremosos: son los más comunes y populares, tienen una textura densa y opaca, proporcionando un acabado uniforme y brillante.
2. Esmaltes brillantes: tienen pequeñas partículas de purpurina que dan un efecto metálico o nacarado a las uñas.
3. Esmaltes mate: tienen un acabado sin brillo y son ideales para crear un look más discreto o sofisticado.
4. Esmaltes translúcidos: son más transparentes y dejan ver la uña natural debajo, dando un efecto más delicado.
5. Esmaltes de uñas con purpurina: contienen grandes partículas de purpurina, creando un efecto de brillo en las uñas.
6. Esmaltes de uñas de tratamiento: pueden contener ingredientes como vitaminas, queratina y calcio para fortalecer las uñas y evitar que se rompan y se descamen.
7. Esmaltes de secado rápido: están formulados para secarse más rápido que los esmaltes convencionales.
Además, también hay esmaltes de gel, más duraderos y resistentes al desconchado que los tradicionales, y esmaltes de larga duración, que prometen permanecer en las uñas más tiempo sin necesidad de retoques.
Los esmaltes de uñas suelen contener una mezcla de varios ingredientes para producir la textura, el color y el acabado deseados. He aquí algunos de los ingredientes más comunes utilizados en la fabricación de esmaltes de uñas:
1. Resinas: son polímeros que forman la base del esmalte y ayudan a fijar el color en las uñas.
2. Disolventes: como el acetato de etilo o la acetona, se utilizan para diluir la resina y facilitar la aplicación del esmalte de uñas.
3. Colorantes: como los pigmentos en polvo o líquidos, se utilizan para añadir color al esmalte de uñas.
4. Agentes espesantes: como la nitrocelulosa, se añaden para dar una textura más consistente al esmalte.
5. Aditivos: como plastificantes o endurecedores, se añaden para modificar las propiedades del esmalte, como la flexibilidad y la durabilidad.
6. Ingredientes brillantes: como la mica o el polvo de aluminio, se añaden para dar al esmalte un efecto brillante o centelleante.
7. Ingredientes de tratamiento: como calcio, queratina o vitaminas, pueden añadirse para fortalecer las uñas y evitar la rotura y la descamación.
8. Conservantes: como el tolueno o el formaldehído se utilizan para prolongar la vida del esmalte.
Es importante tener en cuenta que algunos de estos ingredientes, como el formaldehído, el tolueno y el dibutilftalato (DBP), pueden considerarse tóxicos, por lo que algunos fabricantes optan por fórmulas libres de estos ingredientes.