La lejía es un producto químico utilizado para eliminar manchas, blanquear y desinfectar superficies y tejidos. Su uso está muy extendido en la limpieza doméstica, la industria textil y otros sectores. La lejía actúa mediante procesos químicos, oxidando o rompiendo las moléculas que componen las manchas, haciéndolas menos visibles o eliminándolas por completo.
Existen diferentes tipos de lejía: la lejía con cloro y la lejía sin cloro. La lejía a base de cloro, también conocida como blanqueador, es una solución de hipoclorito sódico en agua. Es eficaz para eliminar manchas difíciles, desinfectar superficies y blanquear tejidos blancos. Los blanqueantes sin cloro, como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), son más suaves y más adecuados para los tejidos de color, ya que es menos probable que causen decoloración.
Es importante seguir las instrucciones del fabricante al utilizar lejía, ya que un uso excesivo o inadecuado puede dañar los tejidos, las superficies y provocar irritaciones cutáneas. Además, se recomienda realizar una prueba de compatibilidad en una pequeña zona oculta del material antes de aplicar la lejía de forma más amplia.
La lejía es un producto químico utilizado para eliminar manchas, blanquear y desinfectar superficies y tejidos. Se utiliza ampliamente en la limpieza doméstica, la industria textil y otros sectores. La lejía actúa mediante procesos químicos, oxidando o descomponiendo las fracciones de la lejía.
Hay diferentes tipos de lejía disponibles, incluida la lejía con cloro y la lejía sin cloro. La lejía a base de cloro, también conocida como blanqueador, es una solución de hipoclorito sódico en agua. Es eficaz para eliminar manchas difíciles, desinfectar superficies y blanquear tejidos blancos. Los blanqueantes sin cloro, como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), son más suaves y más adecuados para los tejidos de color, ya que es menos probable que causen decoloración.
Es importante seguir las instrucciones del fabricante al utilizar lejía, ya que un uso excesivo o inadecuado puede dañar los tejidos, las superficies y provocar irritaciones cutáneas. Además, se recomienda realizar una prueba de compatibilidad en una zona pequeña y oculta del material antes de aplicar la lejía de forma más amplia.
El uso de lejías en lavanderías puede variar en función de los tipos de tejidos y las necesidades específicas de cada prenda. A continuación se ofrece información general sobre el uso de lejía en lavanderías:
1. Identificar el tipo de tejido: Antes de aplicar cualquier tipo de lejía, es fundamental identificar el tipo de tejido de la prenda. Los blanqueantes a base de cloro, como la lejía, pueden dañar o desteñir tejidos delicados como la seda o la lana. En estos casos, es mejor optar por blanqueadores sin cloro.
2. Pretratamiento de manchas: Si hay manchas en la ropa, se recomienda pretratarlas antes del lavado. Los blanqueadores de prelavado disponibles en el mercado pueden aplicarse directamente sobre las manchas para ayudar a eliminarlas antes del lavado.
3. Lejía en el lavado: La lejía puede añadirse directamente al agua de lavado, siguiendo las instrucciones del fabricante en cuanto a la cantidad a utilizar. Los blanqueantes a base de cloro, como la lejía, son eficaces para blanquear y desinfectar la ropa blanca. Los blanqueantes sin cloro, como el peróxido de hidrógeno, son más suaves y pueden utilizarse en ropa de color.
4. Dosificación adecuada: es importante seguir las instrucciones del fabricante para dosificar correctamente la lejía. El uso excesivo de lejía puede dañar los tejidos y causar decoloración.
5. Cuidado del color: Los blanqueadores a base de cloro pueden decolorar o apagar los colores vivos. Por ello, se recomienda utilizarlos sólo en ropa blanca o tejidos resistentes a la lejía.
6. Aclarar correctamente: Después de aplicar lejía, es esencial aclarar bien la ropa para eliminar todos los residuos. Esto ayuda a prevenir posibles daños en los tejidos.
7. Seguridad: Al manipular la lejía, es importante seguir las precauciones de seguridad mencionadas en la etiqueta, como llevar guantes y evitar el contacto con los ojos. También se recomienda ventilar adecuadamente el entorno de trabajo.